EL CLUB DEL CLOWN
Siempre me dieron miedo los payasos. Sonrisa "guasónica", vestimenta grotesca y nariz gigante. No entendía porque en el Circo un tipo disfrazado hacía el ridículo y la gente lo aplaudía. Nunca me causaron gracia. Eran centro de los tortazos y a pesar del dolor su sonrisa no desaparecía porque estaba PINTADA. EL miedo desapareció cuando entendí que un payaso es un actor. Una caricatura de nosotros mismos. Simulamos sonrisas, esquivamos golpes, caemos y nos levantamos mil veces. A veces nos aplauden. A veces no. Es cuestión de no ser caretas y ser lo más aunténtico posible en este Circo llamado Vida.
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Un saludo
Mariano Shifman