Hay días en los que uno tiene ganas de ir camino al Sol. Esos días que querés desplomarte en un banco de plaza y detener el tiempo. Cuando los pies errantes no se cansan de recorrer empedrados, asfalto, pasto. Días atípicos. Atemporales. Plenos. El aire es diferente, las miradas son diferentes, todo es diferente. Lo rutinario se vuelve lúdico y lo complejo se resuelve. Nada ni nadie te parecen extraños y lo extraño te resulta amigable. Son días que en que el SER prima y dejás emerger tu esencia. Y te encontrás y te perdés y te dejás llevar. Y nada te importa. Dueño del tiempo seguís recorriendo vagamente empedrados, asfalto, pasto.
Comentarios
Quien no lo sepa ya
lo aprenderá de prisa:
la vida no para,
no espera, no avisa.
Tantos planes, tantos planes
vueltos espuma
tu, por ejemplo,
tan a tiempo
y tan
inoportuna
(...)
¿Quien sabe cuándo,
cuándo es el momento de decir: ahora?
Si todo alrededor te está gritando:
¡Sin demora, sin demora!