LA CRESTA DE LA OLA
Frenó el bondi y a través de la ventanilla empañada vi el Parque. Estaba vacío. Los juegos quietos tapados de hojas secas. Frío y silencio sepulcral. Seguimos marcha y me quedó la imagen sobresaliente del Tobogán, rígido e imponente. Juego simple y complejo a la vez: escalones, baranda, altura, vértigo, desafío, descenso, velocidad, stop, alegría y otra vez. Casi como la Vida: nos gusta estar ARRIBA y arriesgarnos, pero con la convicción que al descender pisemos TIERRA FIRME con ambos pies para volver a empezar.
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