RETRATO EN AZUL
Saqué el boleto, me incorporé y lo vi. Estatura mediana, fornido, apacible. A pesar de su calvicie e incipiente pelo pintado de blanco nadie le ofreció el asiento. Sus arrugas, cuales surcos dibujados, delataban el paso del tiempo. Sus manos gastadas del arduo trabajo parecían talladas en piedra. Y su mirara oscura, penetrante y magnética me sedujo. Y quedé inmóvil. Y no pude dejar de observarlo en todo el trayecto. Me pidió permiso, tocó el timbre y se bajó. Y fui FELIZ. Hoy viajé en el bondi con PICASSO.
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